Historia Ilustrada de la Revolución. Julio de 1917: Fin de la dualidad de poderes
Debido a la agudización de la situación política en Petrogrado y en el país, suscitada por la fallida ofensiva en el frente, los intentos del Gobierno Provisional de sacar de la capital a los regimientos revolucionarios y «descargar la ciudad» de obreros revolucionarios, el 1 de julio se convocó la II Conferencia Extraordinaria del POSD(b)R de la ciudad de Petrogrado, que analizó el trabajo de organización y agitación del partido entre las masas, la creación de la milicia y la Guardia Roja, los problemas de los sindicatos, de las uniones juveniles y otros.
El 3 de julio se supo que en la víspera habían salido del Gobierno los ministros demócratas constitucionalistas Shingariov, Shajovskói y Manúilov (primero presentó su dimisión también Nekrásov, ministro de Transporte, pero después solicitó al Comité Central del partido de los demócratas constitucionalistas, autorización para retirarse del partido). El pretexto formal para la dimisión de los ministros demócratas constitucionalistas fueron las divergencias con la mayoría del Gobierno respecto a la cuestión ucraniana. En su declaración a la Rada Central Ucraniana, el Gobierno Provisional prometió designar, por consenso mutuo, el Secretariado General, órgano administrativo de Ucrania, pero los demócratas constitucionalistas consideraban que esa cuestión debía solucionarla sólo la Asamblea Constituyente. Sin embargo, la causa real era la tendencia de los demócratas constitucionalistas a provocar una crisis gubernamental con el fin de intimidar a los partidos conciliadores y concentrar el poder en manos de la contrarrevolución burguesa-terrateniente.

En el artículo ¿Con qué contaron los demócratas constitucionalistas al retirarse del Ministerio?, Lenin escribió:
«La retirada de los demócratas constitucionalistas sólo puede interpretarse como el resultado de un cálculo. ¿En qué consiste este cálculo?
…Los demócratas constitucionalistas, desde el punto de vista de su clase, de la clase de los imperialistas explotadores, han calculado bien: al marcharnos presentamos un ultimátum. Sabemos que los Tsereteli y los Chernov no confían en la clase verdaderamente revolucionaria, no quieren seguir ahora una politica verdaderamente revolucionaria. Los asustaremos un poco. Sin los demócratas constitucionalistas significa sin la «ayuda» del capital anglo-norteamericano, poderoso en todo el mundo, significa hacer la revolución también contra él. ¡No lo afrontarán los Tsereteli y los Chernov; no se atreverán! ¡Cederán ante nosotros!»
Pero las masas revolucionarias reflexionaron de otro modo. Consideraban que si los demócratas constitucionalistas se habían retirado del Gobierno, el cual había demostrado una vez más su incapacidad, el poder debía pasar por completo a manos de los Soviets. Maduraba la tercera crisis política que tenía —incluso según el periódico del partido de los eseristas, Dielo Naroda («La Causa del Pueblo»), del 6 de julio—profundas raíces económicas y políticas.

Los obreros y soldados trataban de estimular al Soviet a realizar acciones diligentes. La iniciativa pertenecía al 1º Regimiento de Ametralladoras. En la mañana del 3 de julio se hicieron presentes dos representantes de dicha uni dad en la sesión de la Conferencia de los bolcheviques de la ciudad de Petrogrado y declararon que el Regimiento se había alzado.
Un día antes se habían mantenido acaloradas discusiones en el club de soldados de dicho Regimiento. Los anarquistas exhortaban a los soldados a la insurrección inmediata; los bolcheviques consideraban que la acción era inoportuna y que no se debía comenzar sin ser aprobada por la Organización Militar del partido. Pero los soldados gritaban : «¡No hay nada que esperar!», «¡Abajo!» Como resultado de los debates, se decidió comenzar la acción a las cinco de la mañana del 3 de julio, elegir un comité revolucionario provisional (2-3 personas de cada compañía) para sustituir el comité del regimiento y enviar representantes a otras unidades de la guarnición y a las fábricas de la capital.
Los participantes en la conferencia escucharon a los delegados del Regimiento y les explicaron que la acción era inconveniente, por ser prematura. Pero ellos declararon que preferían abandonar el partido antes que ir contra la disposición del regimiento.
El Comité Central del POSD(b)R, reunido a las cuatro de la tarde, acordó abstenerse de participar en la acción. A las cinco de la tarde, la conferencia dispuso disuadir de la acción a las masas de obreros y soldados. Con ese fin, el CC del POSD(b)R propuso lanzar un llamamiento y enviar un mensaje al Comité Ejecutivo Central, exhortándolo a tomar el poder en sus manos. Acto seguido, los delegados a la conferencia se dirigieron a los distritos y empresas para contener a los trabajadores y soldados revolucionarios. La Conferencia de los bolcheviques de la ciudad de Petrogrado suspendió sus labores y sólo las reanudó el 16 de julio.

Los delegados del 1º Regimiento de Ametralladoras ya habían estado en la fábrica Putílov y en otras empresas de la ciudad. Los obreros de las fábricas «Russki Renault» y «Novi Lessner» se unieron a los soldados después de escuchar sus intervenciones.
A los cuarteles del Batallón de Reserva del Regimiento de Granaderos llegaron dos automóviles con ametralladoras. Los bolcheviques miembros del comité del batallón no lograron oponerse a ellos. Por la noche (a eso de las nueve), cerca de 1.500 granaderos se dirigieron al Palacio de Kshesínskaya, para encaminarse luego al Palacio de Táurida. Sus consignas eran: «¡Abajo los diez ministros capitalistas!», «¡Todo el poder a los Soviets de Diputados Obreros, Soldados y Campesinos!» Por el camino hacia el Campo de Marte se unieron a ellos el Regimiento de Pávlovski, el 3º Regimiento de Fusileros de Reserva y el 180 Regimiento de Infantería de Reserva. Cerca de la calle Sadóvaia se abrió fuego contra los granaderos.
Frente al Palacio de Kshesínskaya se conglomeraron más de 5.000 personas. Había ametralladoristas y granaderos, representantes de casi todas las fábricas y unidades del distrito de Viborg. Desde el balcón del palacio, los miembros del Comité Central aconsejaron, reiteradas veces, a los manifestantes regresar a los cuarteles y a las fábricas, no dar pretexto para acciones provocadoras de la burguesía. Pero era imposible contener a las masas.
Teniendo en cuenta el estado de ánimo de los trabajadores, los bolcheviques acordaron orientar el movimiento hacia una manifestación pacífica organizada. Con tal fin, la sesión extraordinaria de la Sección Obrera del Soviet de Petrogrado aceptó la resolución bolchevique, y eligió un comité organizador provisional, integrado por 15 personas. Los eseristas y mencheviques, que quedaron en minoría, abandonaron la sesión.
Llamamiento a los obreros y soldados de Petrogrado para celebrar una manifestación pacífica organizada el 4 de julio de 1917
Camaradas obreros y soldados de Petrogrado:
Después de que la burguesía contrarrevolucionaria ha actuado claramente contra la revolución, el Soviet de Diputados Obreros, Soldados y Campesinos de toda Rusia debe tomar el poder en sus manos. Tal es la voluntad de la población revolucionaria de Petrogrado, la cual tiene derecho a demostrar su voluntad —a través de la manifestación pacífica y organizada— a los comités ejecutivos de los Soviets de Diputados Obreros, Soldados y Campesinos de toda Rusia que ahora sesionan.
¡Viva la voluntad de los obreros y soldados revolucionarios!
¡Viva el poder de los Soviets!
El Gobierno de coalición se quebró se desintegró, por no estar en condiciones de cumplir las tareas en aras de las cuales fue formado. Ante la revolución se plantean tareas grandiosas y muy difíciles. Se requiere un poder nuevo que, en unión con el proletariado, el ejército y el campesinado revolucionarios, se dedique resueltamente a consolidar y ampliar las conquistas del pueblo. Ese sólo puede ser el poder de los Soviets de Diputados Obreros, Soldados y Campesinos. Ayer, la guarnición revolucionaria de Petrogrado y los obreros se pronunciaron para proclamar esta consigna: ¡Todo el poder al Soviet! Exhortamos a convertir este movimiento, que estalló en los regimientos y en las fábricas, en una revelación pacífica y organizada de la voluntad de todo el Petrogrado obrero, soldado y campesino.
Comité Central del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia
Comité petrogradense del POSDR
Comité interdistrital del POSDR
Organización Militar del Comité Central del POSDR
Comisión de la Sección Obrera del Soviet de Diputados Obreros y Soldados

El llamamiento a abstenerse de realizar la acción prematura, enviado durante el día al Pravda por indicación del Comité Central, fue retirado del periódico durante la noche. Se quería sustituir por consignas nuevas de la manifestación pacífica. Pero como ya era muy tarde, se logró hacer el trabajo a medias: se retiró el llamamiento, pero no se pudieron incluir las consignas. Por este motivo el Pravda del 4 de julio salió con un trozo en blanco allí donde se preveía publicar la advertencia de que era inoportuno el movimiento.
Los periódicos progubernamentales publicaron el comunicado sobre la prohibición de toda manifestación armada. El ministro de Guerra y Marina ordenó al jefe de la Región Militar de Petrogrado patrullar las calles y desarmar a todas las unidades y regimientos manifestantes.
Aviso del Gobierno Provisional sobre la prohibición de la manifestación del 4 de julio de 1917
En virtud de las acciones de algunas unidades militares, que tuvieron lugar el 3 y en la noche del 4 de julio, como resultado de las cuales hubo heridos, se prohibe terminantemente toda manifestación armada.
Orden de A. F. Kerenski, ministro de Guerra y Marina, al general mayor P. A. Pólovtsev, jefe de la Región Militar de Petrogrado
4 de julio de 1917
Le ordeno poner fin, de inmediato, a la aparición de bandas armadas de soldados en las calles de Petrogrado, utilizando para ello patrullas a caballo y a pie. En caso de nuevos intentos, desarmar en el acto a las unidades, desposeerlas de las ametralladoras y enviarlas al frente. Transmita al primer fiscal militar mi orden de comenzar ahora mismo la investigación de los acontecimientos sucedidos el 3 de julio, para enjuiciar a todos los culpables. Usted debe recordar que en la retaguardia es intolerable toda vacilación cuando en el frente se logra el avance de las tropas con tantos esfuerzos. Le propongo emplear de aquí en adelante clave telegráfica en sus informes sobre los acontecimientos que se reflejen de manera extremadamente nociva en el frente.
Kerenski

La grandiosa manifestación realizada en Petrogrado el 4 de julio al mediodía, en la que participaron medio millón de obreros, soldados y marineros, tenía un carácter indudablemente pacífico, aunque habían salido a las calles regimientos de la guarnición, algunas unidades de Petrogrado, Oranienbaum, Kronstadt, Krásnoie Seló. Esta manifestación transcurrió bajo consignas bolcheviques.
Por la mañana, Lenin se dirigió directamente desde la estación del ferrocarril al Palacio de Kshesinskaya (estaba muy agotado y, con su hermana María, desde el 19 de junio descansó en la aldea de Neivol, cerca de la estación de Mustamiaka). Lamentó que no se hubiese logrado detener la acción pero, al mismo tiempo, aprobó la decisión del CC y el Comité petrogradense de participar en el movimiento, para convertirlo en una «revelación pacífica y organizada de la voluntad de todo el Petrogrado obrero, soldado y campesino».

Recibido con clamorosos aplausos, Lenin intervino ante los revolucionarios de Kronstadt, exhortándolos a dominarse, mantenerse firmes y estar alerta. Al apreciar el papel del Partido Bolchevique en los acontecimientos de julio, escribió más tarde: «Nuestro partido cumplió su deber incuestionable, al marchar el 4 de julio con las masas legítimamente indignadas y al tratar de ímprimir a su movimiento, a su manifestación el carácter más pacífico y organizado posible. Pues el 4 de julio, aún era posible el paso pacífico del poder a los Soviets, aún era posible un desarrollo pacífico de la revolución rusa”. Pero los contrarrevolucionarios abrieron fuego contra los manifestantes. Las calles de la capital se tiñeron con la sangre de obreros y soldados.
En la reunión de los miembros del Comité Central y el Comité petrogradense del partido, convocada en la tarde del 4 de julio y presidida por Lenin, se acordó cesar organizadamente la manifestación. Gracias a este paso oportuno, el partido logró preservar de la derrota a las principales fuerzas de la revolución.
Del Llamamiento del CC del POSD( b)R exhortando a poner fin a la manifestación
5 de julio de 1917
Camaradas:
El lunes ustedes salieron a la calle; el martes decidieron continuar la manifestación. Ayer los invitamos a participar en una manifestación pacífica. Nuestro propósito era mostrar a todas las masas de trabajadores y explotados la fuerza de nuestras consignas, su peso, su significado, su necesidad para liberar a los pueblos de la guerra, del hambre, de la muerte.
El objetivo de la manifestación se ha alcanzado. Las consignas del destacamento avanzado de la clase obrera y el ejército se han mostrado de manera imponente y con dignidad. Algunos disparos de los contrarrevolucionarios contra los manifestantes no pudieron quebrantar el carácter general de la manifestación.
Camaradas:
En el curso de la presente crisis política se alcanzó nuestro objetivo. Por eso hemos acordado terminar la manifestación. Que todos y cada uno terminen pacífica y organizadamente la huelga y la manifestación.
Esperemos el desarrollo ulterior de la crisis. Continuemos preparando nuestras fuerzas. La realidad está a favor nuestro, el desarrollo de los acontecimientos demuestra la validez de nuestras consignas.

El 4 de julio se celebró una reunión conjunta del Comité Ejecutivo Central de los Soviets de Diputados Obreros y Soldados y del Comité Ejecutivo del Soviet de Diputados Campesinos, a la que asistieron representantes de las fábricas de Petrogrado y de las organizaciones de soldados. En sus intervenciones exigían la entrega del poder a los Soviets, la dimisión de los ministros capitalistas, la entrega de la tierra al pueblo, la implantación del control sobre la industria y la anulación de las órdenes dirigidas contra el ejército revolucionario.
Esta vez, incluso los izquierdistas de los partidos conciliadores apoyaron abiertamente la idea de formar un Gobierno sin representantes de la burguesía. El “defensista revolucionario» Y. Steklov constataba : «Nueve décimas partes de la población acogerá con entusiasmo el Gobierno socialista, tal vez con más entusiasmo que el derrocamiento de la casa de los Románov». Mártov señalaba: «Aquí se ha dicho que los participantes en la acción son minoría en el país, pero esa minoría manifiesta gran actividad y nos apoya, mientras que la mayoría es pasiva… La historia exige que ostentemos el poder». Los representantes de los eseristas de izquierda B. Kamkov y M. Spiridónova se expresaron también a favor de establecer el poder absoluto de los Soviets. Todos ellos apoyaron la resolución dada a conocer por A. Lunacharski: «Debido a que la experiencia de dos meses del Gobierno coalicionista manifestó la total impotencia del bloque de representantes del Soviet con los representantes de la burguesía, no concedió ninguna reforma seria, condujo a la agudización del desbarajuste económico y situó a la revolución al borde de la muerte, la reunión dispone: La única salida de la nueva crisis del poder, originada por el paso de los demócratas constitucionalistas al campo de la contrarrevolución, es la entrega de todo el poder al Gobierno Provisional integrado por delegados del órgano central de los Soviets de Diputados Obreros, Soldados y Campesinos de toda Rusia».

Pero los eseristas de derecha y sus líderes se obstinaban en que la burguesía mantuviera el poder. Tsereteli se expresó con gran franqueza sobre el particular. Al señalar que se trataba no simplemente de cambiar la composición del Gobierno, sino también de modificar el curso político, dijo: «Si nosotros, la mayoría en el Soviet, tomáramos el poder en nuestras manos, ¿acaso ustedes, desde Mártov hasta Lenin, no nos exigirían acciones que condujesen no «a la ofensiva, sino al armisticio»? Pero nosotros no aceptamos esa política».
En la noche del 5 de julio, la mayoría eserista-menchevique en los comités ejecutivos de los Soviets aprobó una resolución que condenaba las acciones de los obreros, subrayaba que en lo sucesivo, hasta la aparición de una nueva resolución (la cuestión se aplazó por dos semanas, hasta que supuestamente, se reuniera, la «composición total» de los Comités ejecutivos), «todo el poder deberá permanecer en manos del Gobierno actual.»
En el informe del Comité Central al VI Congreso se señalaba que el «punto de viraje» en la manifestación fue cuando se publicaron los documentos que originaron una desenfrenada campaña difamatoria contra los bolcheviques. El 5 de julio, el periodicucho burgués ultrarreaccionario Zhivoie Slovo («La Palabra Viva») publicó un documento falso sobre los vínculos de Lenin con el Estado Mayor General alemán, con la finalidad no sólo de denigrar al guía de los bolcheviques, sino también de deslucir a todo el partido, hacerle responsable de las víctimas y el fracaso de la ofensiva mal preparada y absurda de junio y, al mismo tiempo, provocar una nueva ola de «ultrapatriotismo» que tanto necesitaba el Gobierno Provisional…
Por entonces se supo que el ejército alemán había roto el frente ruso. «Este hecho —señalaba Stalin— produjo en los líderes (del Soviet. —A. N.) confusión… Personas que antes nos hablaban como camaradas, de pronto llamaron tropas para proteger el Palacio de Táurida, decían que habíamos provocado la insurrección armada y nos declararon traidores de la revolución. Se produjo un viraje brusco en los acontecimientos; a pesar de nuestra decisión de cesar al día siguiente la manifestación, pues considerábamos que los manifestantes habían revelado suficientemente su voluntad».
El 5 de julio, en la reunión conjunta. del Comité Ejecutivo Central de los Soviets de Diputados Obreros y Soldados y el Comité Ejecutivo del Soviet de Diputados Campesinos de toda Rusia se aceptaron las medidas del Gobierno Provisional contra los obreros y soldados de Petrogrado y se decidió formar una comisión especial integrada por Skóbelev y Lébedev, representantes del Gobierno Provisional, y Avxéntiev y Gots, del Comité Ejecutivo Central de los Soviets, para adoptar «medidas resueltas».
De la resolución adoptada por el Buró del Comité Ejecutivo Central de los Soviets de Diputados Obreros y Soldados y del Comité Ejecutivo del Soviet de Diputados Campesinos de toda Rusia sobre el apoyo a las medidas del Gobierno Provisional en la lucha contra el movimiento revolucionario
5 de julio de 1917
… Aprobando la decisión del Gobierno Provisional respecto a la unificación de todas las acciones para restablecer y mantener el orden revolucionario en la Región Militar de Petrogrado, el Buró del Comité Ejecutivo Central del Soviet de Diputados Obreros y Soldados y el Comité Ejecutivo del Soviet de Diputados Campesinos de toda Rusia dispusieron facultar a los camaradas A. R. Gots y N. D. Avxéntiev para establecer las relaciones más estrechas posibles con los delegados del Gobierno Provisional y adoptar todas las medidas pertinentes, manteniéndose pleno contacto con la Comisión Militar, adjunta a ambos comités ejecutivos.
En otra reunión conjunta de los dos comités, celebrada el 9 de julio, se aprobó una resolución declarando que el país y la revolución estaban en peligro. La nueva composición del Gobierno Provisional, reorganizado el 8 de julio, se consideraba Gobierno de «salvación de la revolución». En lugar del príncipe Lvov, que había dimitido, el cargo de Primer Ministro lo ocupó Kerenski, quien conservó la cartera de ministro de Guerra y Marina. Los ministros socialistas Skóbelev, Chernov y Peshejónov permanecieron en sus cargos. Tsereteli, quien continuó desempeñando el cargo de ministro de Correos y Telégrafos, encabezó también el Ministerio del Interior. La resolución de los comités ejecutivos de los Soviets reconocía poderes ilimitados a este Gobierno.

Terminó la dualidad de poderes. La contrarrevolución pasaba a la ofensiva. La tercera crisis política, desencadenada por la traición de los líderes eseristas y mencheviques en los Soviets, confirió el poder unipersonal a la burguesía. Como declaró oficialmente Dan, miembro del presidium del Comité Ejecutivo Central, el 11 de julio, «no sólo estamos dispuestos a apoyar al Gobierno Provisional, no sólo le hemos delegado toda la plenitud de poder, sino que exigimos que el Gobierno utilice ese poder».
En estas palabras se reflejó con precisión toda la profundidad de la decadencia de los líderes de los partidos conciliadores. No obstante, este hecho es poco para comprender la esencia de sus posiciones. El 21 de julio, el periódico Novoe Vremia publicó el artículo Hay que distanciarse, con la exigencia de «distanciarse, con ayuda de medidas resueltas, del bolchevismo transgresor y ponernos fuera de sospechas en el apoyo camaraderil a Lenin». Y el 24 de julio, los mencheviques escribieron en el llamamiento a todos los miembros del partido, en nombre del Comité Organizativo, que desempeñaba el papel de su CC:
— La aventura delincuente, proyectada por el Estado Mayor leninista, podría adquirir dimensiones y ser peligrosa para la causa de la revolución, sólo debido a que tras ese Estado Mayor fueron considerables sectores de los obreros y a que la socialdemocracia resultó demasiado débil para paralizar la demagogia con su injerencia organizada… Ya es hora de decir en voz alta y con claridad que el «bolchevismo», cuyo portavoz y guía es Lenin, se alejó tanto de la socialdemocracia, se saturó tanto de ideas anarcosindicalistas, que sólo por incomprensión, por cierta fuerza de inercia, se oculta aún con la bandera del POSDR…
Con estas apresuradas declaraciones, los mencheviques y eseristas hacían el resumen de todo el ciclo de su propio desarrollo: desde la conciliación con el capital hasta la entrega total del poder a sus manos.

El Gobierno Provisional comenzó las represiones contra los bolcheviques. Se cerraron los periódicos Pravda, Soldatskaia Pravda y otros. La imprenta del Trud, adquirida con recursos de los obreros, fue destruida. Se reformaron las unidades militares que —en opinión del Gobierno— estaban «contagiadas con el bacilo del bolchevismo». Se desarmaban los destacamentos obreros; comenzaron los registros y las detenciones.
El jefe de la Región Militar ordenó desalojar el Palacio de Kshesínskaia. Las conversaciones sobre esta cuestión, entre el Comité Ejecutivo Central y los militares, corrieron a cargo de Stalin. «Me da la impresión — señalaba— que estos señores quieren realizar a toda costa una sangría».
Llamamiento del Comité Central y el Comité petrogradense del POSD(b)R, la Organización Militar adjunta al CC del POSD(b)R y el Comité Interdistrital de los Socialdemócratas Internacionalistas Unificados, exhortando a los obreros y soldados a mantener serenidad y firmeza
6 de julio de 1917
Serenidad y firmeza
¡Obreros! ¡Soldados!
La manifestación del 3 y 4 de julio ha terminado. Ustedes han dicho a los círculos gobernantes cuáles son sus objetivos.
Fuerzas tenebrosas y delictivas han ensombrecido la acción, provocando el derramamiento de sangre. Junto con ustedes y con toda la Rusia revolucionaria, lamentamos los caídos en estas jornadas.
… La responsabilidad por las víctimas recae sobre los enemigos ocultos de la revolución. Pero ellos no han logrado ni lograrán tergiversar el sentido de su manifestación. Ahora es preciso esperar qué repercusión encontrará en todo el país su llamado «¡Todo el poder a los Soviets!» La manifestación ha terminado; comienzan de nuevo los días de agitación tenaz, de educación de las masas atrasadas, de la atracción de las provincias a nuestro lado.
Camaradas obreros y soldados:
Les exhortamos. a la serenidad y la firmeza! No conceder a la reacción frenética ningún motivo para que les acusen de violencia, no se entreguen a las provocaciones. Ninguna acción en la calle, ningún enfrentamiento.
Camaradas obreros:
¡Retornen pacíficamente al trabajo!
Camaradas soldados:
¡Permanezcan pacíficamente en sus unidades!
La realidad está a favor nuestro. La victoria será nuestra. Ninguna acción improvisada.
Tenacidad, firmeza y serenidad: ¡Ésta es nuestra consigna!

La contrarrevolución trataba de reprimir, ante todo, a los guías del partido leninista. Por insistencia del Comité Central, Lenin pasaba a escondidas de un domicilio a otro.
Después de que el periódico Zhivoie Slovo publicara infundios contra Lenin, el Comité Ejecutivo Central de los Soviets de Diputados Obreros y Soldados formó —por exigencia del grupo bolchevique— una comisión para investigar las falsas acusaciones.
El 28 de julio, el periódico Proletarskoie Dielo publicó el texto de la carta de Lenin a la redacción. Estaba firmada también por G. Zinóviev, uno de los dirigentes de la organización de los bolcheviques de Petrogrado, a quien se le acusaba asimismo de «espionaje».
«Hemos modificado —escribían, dirigiéndose a los lectores— nuestro propósito de acatar la orden de detención dictada contra nosotros por el Gobierno Provisional… En el momento actual no hay garantía alguna de justicia en Rusia… Entregarse ahora a las autoridades significaría ponerse en manos de… los contrarrevolucionarios enfurecidos, para quienes todas las acusaciones que se nos hacen son un simple episodio de la guerra civil».
El 7 de julio, cuando el Gobierno Provisional acordó arrestar a Lenin y a otras personalidades del Partido Bolchevique inculpándoseles La organización de la acción armada en la ciudad de Petrogrado, el 3-5 de julio de 1917, contra el poder estatal, la comisión renunció a sus facultades. Esto demostraba otra vez la capitulación total de los líderes del Soviet. El último punto de este acto fue la resolución adoptada en la sesión conjunta del Comité Ejecutivo Central de los Soviets de Diputados Obreros y Soldados y el Comité Ejecutivo del Soviet de Diputados Campesinos de toda Rusia, del 13 de julio, en la que los mencheviques y eseristas declararon que consideraban totalmente intolerable que Lenin no compareciera ante el tribunal.
Lenin, profundamente indignado por las calumnias, al principio se inclinaba a comparecer ante el tribunal del Gobierno Provisional, pero cuando se supo que el Comité Ejecutivo Central y el Soviet de Petrogrado no garantizaban su seguridad en caso de ser detenido, se decidió que no debía comparecer.
Mientras tanto, la contrarrevolución realizaba acciones cada vez más abiertas. El día 14 de julio lo convirtió en una manifestación solemne y, bajo el toque de las campanas de todas las iglesias de Petrogrado, enterraba no a los manifestantes víctimas de la contrarrevolución, sino a siete cosacos que murieron cuando intentaban dispersar a soldados armados. Los líderes eseristas y mencheviques del Soviet marchaban tras los féretros junto con los ultrarreaccionarios y monárquicos. Para el obrero revolucionario había desaparecido por completo toda diferencia entre el atamán cosaco Dútov y el menchevique Tsereteli, que caminaban uno al lado del otro.
Esta unidad «conmovedora» confirmaba precisamente con evidencia que el Soviet se había convertido en un apéndice, sin poder alguno, del Gobierno Provisional. La derecha ya no se afanaba en seleccionar las expresiones. Después de enterrar a los cosacos, el periódico Den («El Día») se atrevió a llamar a los obreros petrogradenses: «esclavos amotinados, idiotas, sedimento tenebroso, infección extranjera feroz, alucinamiento diabólico». En la reunión privada de la Duma (18-19 de julio), para el Soviet de Diputados Obreros y Soldados menchevique-eserista no se encontró otra designación que: «puñado de fantaseadores locos, granujas y traidores». Aquí declararon traidor también al propio Gobierno Provisional. De los soldados rusos que no deseaban morir por intereses ajenos, se hablaba solo como de una banda de cobardes que traicionaba a la patria. La ofensiva de la reacción se ampliaba.
El 18 de julio se promulgó el Manifiesto sobre la disolución de la Dieta finlandesa. Al general Kornílov se le designó comandante en jefe, aunque era bien conocido por su actitud antidemocrática. Ese mismo día se envió una nota especial a los aliados, en la que se declaraba que la manifestación de julio había sido una «insurrección organizada por agentes adversarios», que el ejército se había «olvidado de su deber ante la patria» y que la decisión de continuar la guerra era «inflexible».

En las calles de Petrogrado, los contrarrevolucionarios envalentonados llamaban a apalear a los bolcheviques. Una turba enfurecida asesinó al obrero bolchevique I. Vóinov que divulgaba el Listok Pravdi («La Hoja de la Verdad»), sin que después se hubiese hecho alguna investigación ni recurrido al tribunal. Lenin constataba:
«Lo que el poder necesita no es un proceso judicial, sino acosar a los internacionalistas. Encerrarlos y tenerlos presos: eso es lo que precisan los señores Kerenski y Cía. Asi fue (en Inglaterra y Francia) y así será (en Rusia).
¡Que los internacionalistas trabajen ilegalmente en la medida de sus fuerzas, pero que no cometan la tontería de una comparecencia voluntaria!»
Los bolcheviques pasaron a la clandestinidad. Lenin, perseguido por el Gobierno Provisional, se fue en la noche del 10 de julio a un pueblo cerca de Razliv, lugar de veraneo cerca de Petrogrado, y se instaló en casa del obrero N. Emeliánov. Allí residió cierto tiempo en el desván de la leñera y, más tarde, como si fuera un segador, se trasladó a una choza en la otra orilla del lago. Junto con Lenin, en Razliv se ocultaba también Zinóviev.

Lenin mantenía contacto permanente con el Comité Central. Por encargo de éste, A. Shotman iba casi todos los días a visitarlo y le comunicaba las decisiones y los asuntos del partido. Le visitaban también G. Ordzhonikidze, J. Stalin, V. Zof y E. Rajiá.
Lenin realizaba un trabajo grande, intenso, para preparar el VI Congreso del partido de los bolcheviques, que definiría cuestiones relativas al desarrollo de la revolución, incluida la nueva táctica según la situación que había cambiado. Sin contar las cartas y notas, escribió en Razliv 11 artículos. Aquí trabajó con las tesis La situación política, el folleto A propósito de las consignas, los artículos Una respuesta, Acerca de las ilusiones constitucionalistas, El comienzo del bonapartismo, Las enseñanzas de la revolución, etc. Después de analizar profundamente el desarrollo de los acontecimientos y la situación política en Rusia, Lenin determinó la nueva táctica del Partido Bolchevique para esa etapa de la revolución, que excluía la posibilidad de su desarrollo pacífico.
De las tesis La situación política, escritas por Lenin el 10 (23) de julio de 1917
… La consigna de «¡Todo el poder a los Soviets!» era la consigna de desarrollo pacífico de la revolución, posible en abril, en mayo, en junio y hasta el 5-9 de julio, es decir, antes de que el poder efectivo pasara a manos de la dictadura militar. Ahora, esta consigna ya no es justa, pues no tiene en cuenta ese paso, ya operado, ni la traición total y evidente de los eseristas y mencheviques a la revolución. No son las aventuras ni los motines, no son las resistencias parciales ni los intentos desesperados de oponerse aisladamente a la reacción los que pueden ayudar en este asunto. Sólo pueden ayudar la clara conciencia de la situación, la firmeza y la tenacidad de la vanguardia obrera, la preparación de las fuerzas con vistas a una insurrección armada, cuyas condiciones para la victoria son ahora terriblemente difíciles, pero, pese a todo, posibles si coinciden los hechos y las tendencias señaladas en el texto de la tesis. Nada de ilusiones constitucionalistas y republicanas, nada de ilusiones acerca de un camino pacífico, nada de acciones dispersas; no hay que dejarse llevar ahora por las provocaciones de las centurias negras ni de los cosacos; hay que reunir las fuerzas, reorganizarlas y prepararlas con firmeza para una insurrección armada, siempre que la evolución de la crisis permita hacerlo a verdadera escala de masas, de todo el pueblo. El paso de la tierra a los campesinos es imposible ahora sin una insurrección armada, pues la contrarrevolución, al adueñarse del poder, se ha unido por entero con los terratenientes como clase.
El objetivo de la insurrección armada sólo puede ser el paso del poder al proletariado, apoyado por los campesinos pobres, para realizar el programa de nuestro partido.

La crisis gubernamental se dilataba. Los demócratas constitucionalistas se negaban a entrar en el Gobierno y Kerenski, en acto demostrativo presentó su dimisión.
Por decisión oficial, el Comité Ejecutivo Central de los Soviets le concedió a Kerenski el derecho a formar el nuevo Gobierno.
El 24 de julio, el Comité Central del partido de los demócratas constitucionalistas permitió a sus miembros (con el beneplácito de Kerenski) entrar en el Gobierno. Ese mismo día, el nuevo Gobierno Provisional se formó definitivamente. Kerenski continuó en el cargo de Primer Ministro.
El estado vacilante del poder —señalaba Lenin— ha terminado y el poder pasó a manos de la contrarrevolución. Caracterizaba, además, esta etapa de desarrollo de la revolución como el fin de la etapa pacífica y orientaba al partido hacia formas nuevas, no pacíficas de lucha. Proponiendo retirar temporalmente la consigna de «¡Todo el poder a los Soviets !», pues los líderes de los Soviets cometieron una traición sin precedentes a la revolución, subrayaba al mismo tiempo la necesidad de realizar una labor política activa para conquistar la mayoría en los Soviets. Argumentando la inevitabilidad y la necesidad de la insurrección armada ante la nueva situación, Lenin exigía la preparación minuciosa y multilateral para llevarla a cabo.

Sus preceptos tácticos, precisos y claros, fueron la base de las resoluciones del VI Congreso del POSD(b)R.
El Congreso, que representaba al mayor partido político del país, tuvo que sesionar en la semiclandestinidad. En la prensa apareció sólo un anuncio sobre su convocatoria, pero sin indicarse el lugar de reunión. Se inauguró el 26 de julio en el distrito de Víborg, en la sede de la antigua cofradía de Sampsoni. Aquí, en uno de los distritos de Petrogrado más proletarios se instalaron —después de las jornadas de julio— el Comité Central y el Comité petrogradense del Partido Bolchevique.
En la prensa burguesa aparecieron muchos artículos contra los bolcheviques y su Congreso, que falsificaban los objetivos de su convocatoria y exigían la detención de los delegados. Con la participación de los ministros socialistas —tal vez por iniciativa de ellos—, el 28 de julio el Gobierno Provisional decidió conceder a los ministros de Guerra y del Interior el derecho de clausurar los congresos y reuniones que pudieran «representar un peligro en el sentido militar o para la seguridad estatal…”
El periódico Utro Rossii («El Amanecer de Rusia») comunicó que, según algunos miembros del Gobierno Provisional, «el Congreso de los bolcheviques que sesiona en Petrogrado, ha expresado en varias de sus resoluciones propósitos absolutamente determinados, que, en caso de materializarse, podrían desorganizar la defensa del país. Por eso… se considera imprescindible adoptar represiones contra dicho Congreso, tanto más por cuanto sus asistentes mantienen contactos permanentes con personas que deben comparecer ante el tribunal, acusadas de alta traición».

Al VI Congreso del POSD(b)R asistieron representantes de las zonas más importantes de Rusia. 157 delegados tenían derecho a voz y voto y 110, a voto consultivo.
Sin esperar la terminación del congreso, Lenin abandonó el refugio inseguro en Razliv, al anochecer del 29 de julio, llegó a la estación de Udélnaya, cerca de Petrogrado, y, en las primeras horas de la madrugada del 31 de julio, atravesó sin impedimentos la frontera aduanera con Finlandia en la locomotora del maquinista Jalava, la cual le llevó a la aldea de Jalkala (hoy Ilichiovo), cerca de Terioki (hoy Zelenogorsk). Después de varias mudanzas peligrosas, el 9 de agosto se estableció en Helsingfors (hoy Helsinki) desde donde continuó comunicándose regularmente con el Comité Central y dirigiendo toda la actividad política del Partido.